El moroso recalcitrante tiene la mala costumbre de prometer siempre que va a pagar, aunque no tenga ninguna intención de hacerlo, ya que de esta forma van ganando tiempo e infundiendo tranquilidad a sus acreedores.
El moroso impenitente, es decir, la persona contumaz y reiterativa en su conducta, intenta siempre aprovecharse de su proveedor comercial, y en muchas ocasiones consigue eludir el pago con diversas tretas o engaños.
Este personaje, sabe que un gran numero de los proveedores comerciales con los que mantiene deudas acabarán aburridos de reclamarle, si consigue desviar su atención y eludir el pago durante unos meses.
Pero si el acreedor acude a la vía judicial, se allana la demanda y procede al pago de la cantidad reclamada.
Cuando nos encontramos ante un sujeto moroso de este tipo de características, el acreedor debe actuar con contundencia y firmeza, así como con rapidez, y deberá siempre ejercer la máxima presión que pueda sobre él; sin tener ningún tipo de miedo a perder como cliente.
Mención aparte merecen los defraudadores, estos son timadores profesionales, que adquieren las mercancías con la simple y pura intención de quedarse con las mismas, sin abonar en ningún momento el precio pactado.
El mayor problema de este tipo de sujetos defraudadores es su desaparición, ya que las Sociedades Mercantiles que utiliza son una mera tapadera.
En estos casos, el acreedor no se encuentra ante un moroso, sino ante un autentico timador, y la posibilidad de recuperar el crédito es muy pequeña y solamente cuando el acreedor tenga las pruebas necesarias le podrá perseguir en vía penal por estafa o defraudación.
A&A Impagados
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